Trini con antifaz

Algo han cambiado los tiempos desde aquellos años noventa en que pocos eran los animales de compañía que tenían su hogar en casas españolas. Un poco de moda, creemos, existe hoy en día, para bien en cualquier caso, en esa profusión de aquellos que vemos junto a sus dueños, en grata compañía, sin temor por vagabundos, a ser presa de los modernos laceros y a tener los días contados.

Por lo que a la gata protagonista de este libro se refiere, hay que decir que, certificado por sus dueños, no existe ficción en lo que de ella se cuenta, ni en años, hechos, ni escenarios, y que prácticamente todo tiene un gran fondo de verdad; salvo, claro está, esas facultades del lenguaje y de la expresión, que de momento no les son propias a las de su raza o a otras similares, pero que tampoco hay que poner en duda que, con tanto mimo y tanto imitar a sus amos, en lo bueno y en lo malo, puedan ostentarlas en un futuro muy lejano, dentro de esa evolución que desde los comienzos de la creación nunca para, en humanos o no. Cosas más raras se han visto y se han de ver.